DE LA CRISIS A LA OPORTUNIDAD: EMPRENDER EN LA NUEVA NORMALIDAD.

Desde el inicio de la pandemia, más de 45,000 empresas dejaron de operar en nuestro país a raíz del COVID-19, generando un aumento del doble en la tasa de desempleo en comparación a lo registrado en años anteriores. Sin embargo, en el año 2020 se originó un insólito incremento de 235,000 nuevas empresas; una reacción a la desaparición de 2,2 millones de puestos de trabajo por la crisis económica.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se calcula una pérdida de 34 millones de empleos en América Latina. No obstante, este escenario ha acelerado la transformación digital y ha obligado a muchas personas a reinventarse para poder afrontar este desafiante panorama.

En nuestro país, las normas de distanciamiento social han hecho que los nuevos empresarios viren al terreno digital, enfocándose en mejorar la experiencia de usuario y centrar sus esfuerzos en la practicidad sin dejar de respetar todos los protocolos sanitarios.

Desde la creación de nuevos servicios de entrega de comida por delivery, hasta la venta de artículos desinfectantes y textiles; se ha visto un gran incremento de emprendimientos donde el WhatsApp Business y Facebook se convirtieron en los canales más usados por los nuevos empresarios para gestionar sus ventas.

Cabe destacar que el impulso de los nuevos emprendimientos no se limitan a las personas que se han quedado sin trabajo. Según el estudio de intenciones y expectativas de emprendimiento en Lima de Impronta Research, señalan que aun teniendo trabajo estable, seis de cada diez limeños en los segmentos medios y altos

tienen una idea de negocio para aumentar sus ingresos.

Por otro lado, el cambio de giro fue el camino de algunos negocios formales para evitar su cierre definitivo. Tal es el caso de la Discoteca Downtown o la cafetería San Antonio, que se convirtieron cada una en un minimarket. Hoy en día, hay dos tipos de emprendedores en el Perú: los que emprenden por necesidad y los que lo hacen por oportunidad. El gran reto es apoyar su formalización, capacidad de gestión y cultura financiera para que esos nuevos negocios prosperen en el tiempo.

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